lunes, noviembre 26

Salcedo Miliani, Antoni

Catálogo Individual
Ed. Museu d´Art Modern de Tarragona
D.L. T-891-2003

Metáforas del mundo actual

Las posibilidades y formas del arte actual son múltiples y variadas. Cada artista busca su forma de expresión atendiendo a sus propias intenciones y particularidades, lejos de cualquier sujeción a imperativos ajenos a su personalidad. El arte figurativo coexiste con el arte abstracto, al igual que es válida toda clase de técnica, uso de materiales o medios utilizados. De hecho, no hay, pues, nada prohibido. Lo más importante es que cada cual pueda encontrar su propia manera de expresarse, que vaya más allá de lo que vemos o percibimos en una visión inmediata, que represente de alguna forma un compromiso consigo mismo y con el tiempo que le ha tocado vivir. Aquí queremos situar la obra de Miguel Pueyo.

Éste es un joven creador con una obra interesante y una trayectoria consecuente. Trabaja esencialmente con la luz, aunque también utiliza otros materiales y componentes. Su obra, por su planteamiento formal, la podemos catalogar de dura y hermética, pero a la vez nos permite encontrar una estrecha relación con el mundo en que vivimos.


No hay duda, estas piezas tienen sus raíces en obras de períodos relativamente recientes, particularmente en el minimalismo, tal como el mismo artista confirma. El carácter cuidado, la economía de medios, la utilización de material industrial y estandarizado, muestran que estas relaciones existen.

La combinación de recursos plenamente escultóricos, como los volúmenes cerrados, definidos y la utilización de la luz, elemento consubstancial de la pintura, la no existencia de límites y su carácter de hibridación, le dan plena actualidad.
Miguel nos presenta sus Cajas de Luz, espacios exteriormente delimitados, definidos, acotados e interiormente abiertos, expansivos, infinitos, verdaderas metáforas del mundo actual.

Estas cajas funcionan como espacios escénicos, es decir como escenarios que se abren a espacios infinitos, pero que son, al mismo tiempo, lugar de repetición, de seriación. Líneas rectas y más líneas, tubos de luz brillante, con cuidadosas combinaciones de color que las hacen muy atractivas, “falsamente atractivas”, porque cuando la luz desaparece vemos que no hay nada detrás.

Aquí entra en juego otro elemento importante, el espejo, pero no el espejo que nos muestra la realidad, el que nos retorna nuestra propia imagen, sino el que nos da un universo inexistente, virtual.

La combinación de luz y espejos consigue crear un camino ad infinitum, en oposición a la estructura exterior, pero cuando se apaga la luz, sólo queda el objeto, pulido, acabado, formalmente impecable, pero sin magia, sin el falso encanto que lo transforma. El sentido metafórico se pone de manifiesto y nos dice que vivimos en un mundo lleno de luces y de reclamos, un mundo de falsas ilusiones, en el que además estamos cada día más controlados, en el que nos quieren determinar nuestras coordenadas, e incluso nuestra forma de pensar y de actuar, el mundo del pensamiento único.

Un argumento similar, pero con connotaciones diferentes, lo encontramos en otras obras como Las habitaciones de Kabakov. Aquí utiliza una bombilla incandescente, consiguiendo unos resultados formales y conceptuales muy distintos. Comparada con las otras piezas, ésta tiene un carácter más primario, más rudimentario. Es cierto que una bombilla normalmente nos da una luz más cálida que la de neón, pero también puede crear, como en este caso, una sensación de soledad, de abandono, de espacio represivo. De ahí el título de la pieza, inspirada en la obra del gran artista ruso Ilya Kabakov.

Las alusiones al mundo de la informática y de las comunicaciones están presentes en obras como Window y Net 2, que hacen referencia a sistemas operativos y a Internet. La primera obra se refiere a un sistema operativo, uno de los grandes monopolios de carácter global. Internet, que podría ser una gran ventana al mundo, pero somos conscientes de sus peligros, de la manipulación de la información almacenada y del control, que a través de la red se puede establecer.

Por otra parte Window, formalmente plantea un cambio que poco a poco irá cogiendo fuerza hasta perder cuerpo en un nuevo discurso, que sin dejar su hilo conductor nos llevará hacia unas obras menos crípticas y seguramente más comprometidas con la realidad inmediata. Observemos como la pureza de la forma empieza a alterarse. Los tubos de neón salen de la caja y podemos ver el hilo de la instalación eléctrica. El mundo ordenado, sistemático, los volúmenes determinados, las formas geométricas ceden el paso a unas estructuras más libres y expansivas y, seguramente, más personales. Nos referimos a sus grandes lombrices, unos monstruos cuya cabeza es un monitor de TV, en el cual se puede ver un noticiario lleno de políticos que repiten su perorata con una voz alterada que, aunque no entendamos nada, de tanto emitirla acaba convenciendo al espectador. Como decía un amigo, en tiempos de Goya el sueño de la razón producía monstruos que eran murciélagos, y hoy día el sueño del mundo de la tecnología y de las comunicaciones produce monstruos mediáticos.

Un último trabajo, la instalación Sin título (Europa), realizada en madera, con luz y sonido, es un buen ejemplo del avance de su producción y del compromiso que el artista viene desarrollando de forma constante. Se trata de una obra que nos muestra la inestabilidad y la incomunicación que caracteriza a Europa. Una instalación crítica y adecuada a la situación que hemos vivido en los últimos meses.