domingo, noviembre 25

Medina, Pedro


Catálogo INDIVIDUAL_EXPLUM 2006
Ed. Ayuntamiento de Puerto Lumbreras
D.L. MU-568_2006

Atalayas contemporáneas


EXPLUM invita una vez más a “explorar Puerto Lumbreras”, reinterpretando y multiplicando sus visiones, habitando completamente esta población limítrofe entre Andalucía y Murcia, invadiéndola, enriqueciendo sus perspectivas y formando parte del discurrir cotidiano de la ciudad. Se convierte así en un fructífero laboratorio estético donde experimentar la disolución de muchos límites, unas fronteras que no viven del conflicto, sino del intercambio, la contaminación física y, sobre todo, creativa, intelectual y vital.

Un habitante de tantos confines como Claudio Magris sabe mejor que nadie los tesoros que guardan los límites físicos y culturales, sobre todo cuando se deja influir por un “otro” que no es enemigo sino fuente de riqueza; algo que es posible una vez que el léxico bélico ha desaparecido de su lenguaje y sólo entiende de intercambios. En efecto, un pensador como Eugenio Trías ha entendido el límite como un desafío para el pensamiento y nuestra libertad y, sin duda, también lo será para cualquier proceso creativo capaz de replantear nuestras convicciones, aportar un nuevo lenguaje con el que hablar de lo que nos rodea, subvertir el mundo y, muy especialmente, ampliar nuestras miradas.

En su tercera edición, EXPLUM se propone otear con más profundidad el horizonte artístico, haciendo más alta la atalaya desde la que divisar un infinito campo de posibilidades. Pretende, pues, no sólo consolidar el festival, sino ampliar también sus actividades a una dimensión ciudadana, involucrándose con más intensidad en la población que lo alberga, para marcar aún más su excepcionalidad y sus ganas de convertirse en una referencia cultural importante a través de un nuevo proyecto: INDIVIDUALEXPLUM.

Se trata de cuatro instalaciones individuales de artistas que fueron seleccionados en la edición anterior del certamen, sumando a la propia exposición del concurso de este año otras exposiciones que tienen la intención de intervenir en espacios determinados de Puerto Lumbreras, interpretándolos y redefiniéndolos.

Este espíritu recuerda aquel torbellino que fueron los años sesenta, cuando surgieron fenómenos con una amplia vocación cultural y política local, profundamente enraizados con un lugar o una historia -sirva como ejemplo el accionismo vienés-. Una buena parte de esta explosión se manifestó a través de comportamientos performativos y tendentes a la instalación, que enfatizan el rol conclusivo y participativo del espectador al tiempo que suponen una reflexión sobre el espacio como lugar de representación y de identidad, logrando una continuidad que incluye en el proceso creativo el lugar de exposición y el espectador que la visita.

Este crisol de tendencias y experiencias artísticas que es INDIVIDUALEXPLUM resulta todavía más interesante al ser planteado como “proyección”, ya que supone una clara apuesta por artistas jóvenes, al mismo tiempo que parte de premisas globales que priman el experimentalismo y la multiplicidad de perspectivas creativas, lo que convierte estas cuatro exposiciones en un punto de partida desde el que no sólo todo es posible, sino que también se muestra capaz de trazar un ávido plan de batalla que pretende dar mucha guerra en el panorama artístico por venir.

Ambigüedades impolíticas
Miguel Pueyo

La obra de Miguel Pueyo gravita últimamente en torno a cuestiones que podíamos denominar “políticas”, si bien se presentan como piezas apolíticas. Aun así, sería conveniente considerarlas más bien “impolíticas”, recordando -en la línea de Roberto Esposito- las Betrachtungen eines Unpolitischen que Thomas Mann escribió en 1918. Mann parte del concepto de “lo impolítico” que encuentra en Nietzsche, pero -como demostró Massimo Cacciari- deriva hacia una “apoliticidad” nostálgica y reaccionaria orientada sólo al pasado, mientras que las miras tendrían que ser hacia el futuro. Lo impolítico es una crítica radical del Estado, la Gran Política y, en general, de las manifestaciones de lo político, que se reencuentra en la dimensión de lo político in nuce, aunque sin implicar por ello una “vuelta atrás” a un estado sin política. Significa un “ir más allá” de lo político desde su interior y en su interior, considerando lo impolítico una crítica del valor y de la determinación de lo político, para convertirse en la conciencia de su crisis, de la problematicidad y la autocontradicción propias de lo político.

En este sentido podríamos situar la presente obra de Miguel Pueyo en la senda de “lo impolítico”, lo que nos proporcionaría claves de lectura, pero también haría que nos pusiésemos muy serios, y la obra de Pueyo, sin duda, es sesuda pero no sobria; de hecho, el componente lúdico, crítico, incluso un poco canalla, es básico en estas piezas.

Situada en el centro de Puerto Lumbreras, “invade” la zona peatonal, desarrollando decididamente esa “dimensión del habitar” como fértil campo de reflexión sobre las condiciones actuales en las que vivimos y las actitudes que se pueden adoptar ante éstas. Una disposición en la que ya se situó el impactante Zulo seleccionado en EXPLUM 2005, aunque ahora el medio elegido no es un vídeo con un tempo pausado y angustioso, sino la contemplación directa del espectador de objetos situados en su ámbito cotidiano, recreando espacios y recorridos diarios bajo la particular dialéctica de sus nacionalisTmos, precisamente en una región donde las identidades nacionales y autonómicas han convivido siempre sin conflicto, aunque la actualidad mediática puede que esté cambiando estas conciencias.

En estas intervenciones en el tejido urbano permanecen algunas inquietudes conceptuales de las primeras piezas de Pueyo, cercanas a Donald Judd, aunque es evidente una gran evolución que acude ahora a recursos expresivos que se apropian del lenguaje de la publicidad y de los símbolos nacionales.

Entre las piezas expuestas, hay dos en clave nacionalista catalana. Una de ellas es un cartel publicitario de Los Sims in Catalonia colocado en las paradas de autobús de Puerto Lumbreras. Los Sims, uno de los videojuegos más conocidos de simulación virtual de vida, que nos permite encarnar a una persona corriente o a una estrella de rock, se presenta ficticiamente como posibilidad dentro de una Cataluña presentada como una isla utópica soberana en la que se exhiben sus señas de identidad (bandera, el Nou Camp, la Sagrada familia…), al mismo tiempo que recrea la estética del juego y transforma habituales marcas como Nintendo en “Nientiendo” o EA Sports en “FEA Sports”, ridiculizando así símbolos identitarios y publicitarios, puestos ahora ante el paciente usuario de autobús para observar su reacción.

En sintonía con otras piezas actuales de Pueyo como NuevaSpaña, en la que aparece un nuevo territorio español sin Galicia, País Vasco y Cataluña (aunque sí son visibles Portugal y Francia), prosigue este discurso con una Señora bandera, que será identificada por el ciudadano de a pie como una bandera institucional catalana, una Senyera, colocada en un contexto que, sin duda, no es el suyo. Sin embargo, el espectador atento descubrirá que no es una Senyera habitual, ya que el ancho de las franjas no corresponde con el de la bandera catalana, sino con el de la española, produciendo una extrañeidad que marca tanto la diferencia en los discursos como la cercanía de los lenguajes para representarlas.

Esta ambigüedad es todavía más patente y más poderosa como experimento sociológico en La Guardia Civil es Cojonuda: dos cajas de luz situadas en las cercanías del cuartel de la benemérita. Su relación con el cuartel, con la población y con las otras piezas de la instalación posibilitan distintas interpretaciones y, sobre todo, una percepción positiva o negativa de la pieza, pudiendo comprobar las ideas políticas y el ardor de las creencias del público en función de su reacción, que oscilará entre el reconocimiento de la obra como halago o burla de la Guardia Civil.

Por último, también cambia de ámbito la pieza premiada el año anterior, indicando la supuesta ubicación secreta del Zulo por medio de un neón de color fucsia, como si de un cartel de bar de alterne se tratara, para encontrar finalmente la pieza en vídeo en el escaparate de una tienda de electrodomésticos, provocando esta descontextualización incluso la desaparición de su estatus como obra de arte para aquel espectador que no esté alerta.

Todas estas obras aparecen así como objetos subversivos que cuestionan los límites entre obra de arte y objeto cotidiano. El artista, por tanto, pretende incitar a la reflexión a través de piezas ambiguas que no indican una posición personal clara, pero sí la necesidad de mantener una actitud crítica ante el orden y la comunicación de las cosas que nos rodean, convirtiendo obras en mobiliario urbano y el contexto cotidiano en soporte de intervenciones artísticas, lo que hace de esta instalación un juego de lenguajes y creencias intensamente interrelacionado con el discurrir diario de Puerto Lumbreras.